Estar ahí y sentir que se mueve el piso, que te cuesta estar parado, que la gente está esperando para entrar, para verte, aunque no lo saben, sos vos. Dejarte inundar por el contexto, el viento que sopla, las luces que se atenúan y se vuelven a prender al llamado de "doy sala". Ver a la manada entrar, pasar por tus costados, inundar todo el espacio. Cabecitas que luchan como plantas por ver el sol. Y vos ahí, con los músculos contracturados y la cabeza totalmente ajena al cuerpo, volando, desestructurada, relajada y abierta, esperando a que algo entre y te rellene completamente, porque son momentos de vacío hasta que las luces se atenúan de nuevo, y el nuevo contexto te vuelve a llenar. Se callan las voces, suena la música, la luz se prende una vez más. Un paso, dos pasos, el tercero sos vos, y detrás viene el cuarto. Te ponés el vestuario y te apagás por lo que parece una eternidad. Suena la armónica, sin armonía, no está ensayado pero sabés qué representa. Él se pasea e...