Una idea en mi jardín
Corretea un niño malicioso y risueño, descalzo, por los rincones más oscuros de mi jardín. El pasto esta húmedo y se embarra los pies, dejando tras su paso un camino de fibras verdes, chamuscadas, contra el fango. De vez en cuando acaricia las hojas de un sauce llorón, enredándolas entre sus dedos cortos y rechonchos, hasta que se separan de la rama que les da vida, y las deja caer sin pesar. Pasa como un soplo de viento cerca de los rosales, y con su roce las flores pierden su compostura y se disuelven en el aire como arena contra el viento. Hongos empiezan a crecer a la sombra de su cuerpo, que en alguna oportunidad se queda quieto durante el atardecer. Trepan en los troncos y cerca de las raíces, conformando un vecindario sombrío y misterioso. La risa del niño resuena en las paredes de cristal con color a cielo. Eco en un espacio abierto. Eco en la humedad. El niño encuentra un árbol cuyo tronco parece cada vez más fuerte, y se adentra en él, descubriendo que está cada vez má...